Me comprometo a Ser Mujer

Mujeres: La “diosa” que sostiene el principio femenino que habitamos nos recuerda a cada instante reconocernos en el espejo de la luna, sus ciclos vitales, que gobierna las mareas de nuestro cuerpo y de nuestra psiquis.

Este flujo constante es el modo de peregrinaje que asume el femenino encarnado.

Aceptar en un cálido abrazo nuestra naturaleza lunar es un acto de conciencia y es, sin lugar a dudas, muestra brújula y protección durante el camino.

Cuando no acompañamos este movimiento permanente y nos detenemos en una resistencia temerosa restringiendo el fluir natural de la energía de nuestro ser, necesariamente tenemos que usar combustible para contrarrestar esta corriente de vida.

La desvitalisación, el agobio, la opacidad, el resecamiento de las ilusiones, la desesperanza, la tristeza... son los intrusos que invaden y socavan nuestra psiquis salvaje creadora y vivificante.

Honrando la energía femenina

mercoledì 6 marzo 2013

Clarissa Pinkola Estés

.... una historia, una vieja historia durante las muchas noches pasadas junto al fuego ...
 


 El amado Rabino Israel Bal Shem-Tov estaba muriendo y mandó llamar a sus discípulos: "Hasta ahora fui yo quien intercedió por vosotros. Cuando me haya ido, tendrán que actuar por cuenta propia.

Conocen el lugar en el bosque donde me dirijo a Dios? Vayan a ese lugar y hagan lo mismo allí . Saben cómo encender el fuego, saben recitar la oración. Haga todo, y Dios vendrá. "

Después de la muerte de Bal Shem Tov, la primera generación de discípulos siguió sus recomendaciones al pie de la letra, y Dios nunca se negó. Pero la segunda generación ya no recordó cómo encender el fuego de acuerdo con las enseñanzas de Bal Shem Tov. Sin embargo, ellos iban a ese lugar especial en el bosque, recitaban la oración, y Dios venía.

En la tercera generación, nadie podía recordar cómo encender el fuego, e incluso recordar el lugar en el bosque. Pero todavía sabían recitar la oración, y Dios seguía viviendo.

En la Cuarta generación, nadie recordaba como encender el fuego, nadie sabía dónde llegar al lugar en el bosque y nadie sabía, más aún, recitar la oración. Pero hubo una persona que aún recordaba toda la historia, y la relataba en voz bien alta.

Y Dios venía.


Storie di donne Selvagge.
Traducción

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