Me comprometo a Ser Mujer

Mujeres: La “diosa” que sostiene el principio femenino que habitamos nos recuerda a cada instante reconocernos en el espejo de la luna, sus ciclos vitales, que gobierna las mareas de nuestro cuerpo y de nuestra psiquis.

Este flujo constante es el modo de peregrinaje que asume el femenino encarnado.

Aceptar en un cálido abrazo nuestra naturaleza lunar es un acto de conciencia y es, sin lugar a dudas, muestra brújula y protección durante el camino.

Cuando no acompañamos este movimiento permanente y nos detenemos en una resistencia temerosa restringiendo el fluir natural de la energía de nuestro ser, necesariamente tenemos que usar combustible para contrarrestar esta corriente de vida.

La desvitalisación, el agobio, la opacidad, el resecamiento de las ilusiones, la desesperanza, la tristeza... son los intrusos que invaden y socavan nuestra psiquis salvaje creadora y vivificante.

Honrando la energía femenina

giovedì 13 giugno 2013

Ten cuidado de la luna. Una mirada Transpersonal



Quién no se ha sentido alguna vez profundamente afectado por la vista de la luna llena elevándose sobre el mar?, afectado, esto es de un modo que no puede ser explicado simplemente por líneas estéticas.
Aunque incluso si su emoción fuese debida simplemente a una combinación estética de luz y sombra el argumento aún permanecería.
Porque hay algo más en tal experiencia que el mero hecho objetivo material, hay también una experiencia subjetiva que en la vida de un hombre es quizás más importante y más poderosa que el conocimiento científico de la naturaleza de la luz de la luna.
Porque el ser humano sensible, con miles de años de evolución detrás suyo, puede ser afectado por la escena de modo que débiles recuerdos de noches antiguas despierten en él, capacitándolo, quizás, para actuar con una emoción que trascienda su pequeño mundo cotidiano.

El resultado puede er un poema que no hubiese concebido a la luz del día, o a veces, dándole valor para entregarse a un medio-gestado amor cuya aceptación puede cambiar todo el curso de su vida.

Esther Harding