Un nuevo comienzo siempre viene acompañado de una invitación que encarna la promesa de una transformación.
Seguramente te sorprendas por la sincronía que adopta la vida para señalizar un giro en el camino ... una mágica sincronicidad entre los hechos externos y una sensación interna que ansía dar ese próximo paso hacia una frontera aún no explorada, y en lo secreto del corazón, soñada.
Nosotras mujeres sabemos cuando nuestra piel se reseca cuando no la nutrimos de sueños, de anhelos creativos, de magia, de sorpresas, de aventuras ... de aguas de vida ... Sabemos que una herida , aquel femenino lastimado y todavía no del todo recuperado, se abre en esas grietas de piel marchita.
Los tiempos donde la diosa reinaba en la conciencia de las mujeres han quedado muy atrás . Los templos de perfumes embriagadores, velos transparentes, música encantada, solo permanecen en los cofres del alma que conserva intactas esas experiencias .
... y finalmente como un punto de luz ese recuerdo encendió mi hoguera y de sus enormes llamas surgió la desafiante diosa oscura que, abriéndose paso entre la espesura del fuego purificador, creó el caos transformativo. La Diosa había sido llamada por mi alma y apoderándose de mis complacencias reactualizó mi iniciación allí donde yo la recordaba : "En el Templo Sagardo de la Gran Madre."
Esa fue su invitación ... seguirla era el camino que estaba destinada a recorrer de su mano.
"Me comprometo a Ser Mujer" es el destino de toda iniciada. Cuando experimentamos estos momentos sagrados necesariamente nos disponemos a una peregrinación a esos rincones espirituales de nuestra propia psiquis donde nos espera el reencuentro con La Diosa Madre.
El viaje peregrino garantiza una transformación aunque no podemos todavía saber cómo se plasmarán las huellas de esta experiencia iniciática. Tendremos todavía que asimilarla e integrarla a nuestra Conciencia. Pero la promesa de la Diosa es el regalo de un potencial sanador y de sentido del ser femenino encarnado.
Después de su Abrazo materno nos encaminaremos al encuentro del "extranjero" que quiera iniciarse en los misterios de la femineidad y seremos nosotras las sacerdotisas que facilitarán su iniciación en un encuentro de Amor vivo y sincero.