No busques a la Gran Madre en las
tradiciones que se refieren a los antiguos mitos e historias de héroes.
No la busques en templos
deteriorados y en lugares que los hombres han manchado de sangre.
Ya no está allí desde largo tiempo.
Búscala en la tierra, en el océano,
en la profundidad del espacio, en los bosques y cavernas.
Búscala en un baile salvaje, en un
pozo interminable, entre astas de reno y plumas de búho.
Búscala en el graznido del cuervo,
en el aullido del lobo, en el rugido del ciervo y en el silbido de la
serpiente.
Búscala en la parte más oculta de
tu corazón, donde aún brilla la chispa del recuerdo de tiempos lejanos.
Deja salir esa pequeña luz.
Permitele que se reuna con millones
de otras chispas de cada rincon del
mundo y del tiempo.
Una nueva era de la Gran Madre está
a las puertas. No es un regreso Más bien una visión acorde con este tiempo.
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