Sabemos que la herida, aquel femenino lastimado y todavía no recuperado, se abre en la grieta de la separación inicial con la propia naturaleza femenina.
Sumergirnos en un sentido de intimidad y reconocimiento impulsa a la revisión y liberación de los dolores provocados por esta desconexión.
Resulta hoy imprescindible desplazarnos hacia niveles de mayor profundidad para llorar y desenterrar los valores nutricios del alma femenina.
Si te interesa participar escribeme: annamaria.saracco@yahoo.it
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