He decidido crear un espacio para que toda mujer se aventure y descienda hacia el encuentro y despertar de una nueva conciencia femenina.
Me comprometo a Ser Mujer
Mujeres: La “diosa” que sostiene el principio femenino que habitamos nos recuerda a cada instante reconocernos en el espejo de la luna, sus ciclos vitales, que gobierna las mareas de nuestro cuerpo y de nuestra psiquis.
Este flujo constante es el modo de peregrinaje que asume el femenino encarnado.
Aceptar en un cálido abrazo nuestra naturaleza lunar es un acto de conciencia y es, sin lugar a dudas, muestra brújula y protección durante el camino.
Cuando no acompañamos este movimiento permanente y nos detenemos en una resistencia temerosa restringiendo el fluir natural de la energía de nuestro ser, necesariamente tenemos que usar combustible para contrarrestar esta corriente de vida.
La desvitalisación, el agobio, la opacidad, el resecamiento de las ilusiones, la desesperanza, la tristeza... son los intrusos que invaden y socavan nuestra psiquis salvaje creadora y vivificante.
Permitamos que los valores femeninos florezcan en nuestra sociedad a fin de cambiar la mentalidad de las personas. Es indispensable para construir una paz duradera y para el futuro de la humanidad.
Catherine Barry
Lettera alle donne
“Lasciamo che i valori femminili sboccino nella nostra società affinché cambino la mentalità delle persone. È indispensabile per costruire una pace duratura e per il futuro dell’umanitá."
La película La fuente de las mujeres se refiere a un suceso verídico ocurrido en 2001 en Kirca, provincia sureña de Turquía, en el que a la tradicional discriminación femenina, se sumó el hecho de ocurrir en una comunidad árabe.
A pesar de las túnicas, las reglas absurdas y la opresión que viven las mujeres en su aldea, la protagonista de la película, Leila, decide un día enarbolar la bandera de la dignidad y logra que sus vecinas la apoyen en la insospechada "huelga del amor".
Todas prometen cerrar las piernas al acoso de sus maridos, hasta que ellos no las liberen de su posición de esclavas, en particular por tener que traer agua desde el río en pesados baldes y a riesgo de accidentes, mientras los hombres juegan y beben con desparpajo y prepotencia, con el supuesto aval del Corán.
El grito de las mujeres de Kirca, en Turquía, llegó hasta el Parlamento Republicano del Pueblo (CHP), implicó álgidas discusiones políticas a nivel nacional, y si bien no cambió mucho la actitud de los hombres, al menos les solucionó de momento el problema del agua potable. Y tal vez su mayor logro, se convirtió en un filme de trascendencia internacional, gracias al empeño del cineasta Radu Mihaileanu.
La fuente de las mujeres es una película profunda, sensitiva, divertida y hermosa. Al recoger este episodio pequeño de una cultura lejana, le ofrece a Occidente una visión estremecedora del valor de la dignidad femenina. Leilas hay muchas en pueblos perdidos del mundo, luchando por hallar una posición de mayor honor para su acosado género.
Reivindica además, el papel de algunos hombres que en lugar de corear la discriminación, se convierten al bando femenino, para acompañar la lucha de las mujeres. Es el caso del encantador personaje de Sami (Saleh Bakri), esposo y ferviente seguidor de Leila y su revolucionaria huelga... ¡definitivamente un hombre de película!
Vale anotar, que a pesar del dramatismo de su esencia narrativa, la cinta se soporta en espléndidos cuadros de danza árabe, que llenan de alegría y color la vívida denuncia, el manifiesto feminista, rabioso pero relajado, como si todo en la vida, hasta esta rabiosa y desigual lucha social... fuera una fiesta.