La tendencia a funcionar indiscriminadamente al nivel animal de su naturaleza femenina ha sido reprimida por leyes convencionales que han aumentado gradualmente regulando en especial el comportamiento de los sexos entre ellos. Porque la manifestación demoníaca, no-humana, del instinto es como una corriente que puede fácilmente hundir los valores humanos.
Se establecieron normas convencionales para evitar tales inundaciones. Porque cuando aparece la corriente del instinto puede destrozar todos los salvavidas humanos y destruir todos los valores que han sido laboriosamente construidos a través de siglos de civilización.
Sin embargo, la vida en los límites del código convencional se ha vuelto tan mecánica y estéril que mucha gente hoy en día está buscando de nuevo su contacto directo con la fuente de vida que pueden crecer en una relación más libre con el instinto.
Las mujeres en particular se han rebelado contra las restricciones que les han impuesto los requerimientos morales de la época Victoriana, que parecen ser bastante injustos para ellas, debido a las diferentes normas en boga para hombres y mujeres.
Pero tan pronto como una mujer se libera de los modos puramente convencionales de pensar y actuar, este aspecto inhumano del instinto empieza a rotar en su interior.
Quizás por primera vez en la vida se encuentra atractiva para los hombres, capaz de atraerlos y mantener su atención. Permitiéndose actuar de acuerdo con su instinto sin crítica consciente de lo que hace y sin prestar atención a la importancia de sus palabras y acciones, se convierte en la medium del eterno femenino que es irresistible para una gran cantidad de hombres.
El impacto del instinto femenino en esta mujer puede ser como una inundación desde el inconsciente que amenaza con sumergir todos los valores específicos humanos que parece poseer cuando controla su vida por normas convencionales.
La aparición de la femineidad instintiva que brota de una mujer como parte de la experiencia de su cualidad lunar, en caso de darle libertad podría reducirla de un nivel humano a aquel de un animal instintivo.
Este aspecto de la naturaleza femenina corresponde, quizás, a la frialdad de la luna.
El sol brilla con su propia luz, mientras que la luna es tan sólo un reflejo. El sol es brillante y caliente por sí mismo: la luna es en sí fría y oscura.
El sol ha representado siempre el poder masculino o yang, la luna el femenino o yin. Aún así no estamos acostumbrados a pensar en la mujer como un ser frío y el hombre caliente.
Generalmente se considera que los hombres son relativamente sin sentimientos, esto es fríos; y las mujeres que actúan ampliamente por sentimientos, se consideran cálidas y ardientes.
Pero mientras los hombres pueden ser fríos y materialistas en la parte comercial de la vida, también debe recordarse que hay un tipo de mujer que puede ser terriblemente fría en los sentimientos.
Estas son las mujeres que juegan el papel de anima para los hombres, como un juego, una técnica, reprimiendo deliberadamente sus propias reacciones para conseguir lo que quieren.
Es relativamente raro encontrar un hombre que se mantenga frío ante una situación erótica, pero hay toda clase de mujeres que, incluso viviendo eróticamente, son tan frías como iceberg y tan calculadoras como agentes de cambio.
La frialdad de la luna y la falta de corazón de la Diosa Luna simbolizan este aspecto de la naturaleza femenina.
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